27 de agosto de 2010

TELEVISIÓN DIGITAL

DESAFÍOS E INTERROGANTES. UNA DE LAS NOVEDADES QUE CONLLEVA LA DIGITALIZACIÓN ES QUE SE PODRÁ CAPTAR TELEVISIÓN EN TELÉFONOS CELULARESMIENTRAS EN PAÍSES COMO HOLANDA, SUECIA, BÉLGICA, DINAMARCA, ESPAÑA Y ESTADOS UNIDOS, ENTRE OTROS, EL APAGÓN ANALÓGICO ES UN HECHO, LA TELEVISIÓN DIGITAL ACABA DE LLEGAR A LA ARGENTINA CON SU ALTA DEFINICIÓN, SUS NUEVAS POSIBILIDADES TECNOLÓGICAS Y AMBICIOSOS OBJETIVOS EN MATERIA DE ALCANCE NACIONAL.

Quien cuente con un decodificador digital, un teléfono celular o un televisor equipados para tal fin, ya puede ver las nuevas señales de Canal 7 y Encuentro, en paralelo a las ya conocidas.

Si bien aún existen algunas imprecisiones acerca de la fecha en que la mayor parte de los nuevos canales serán puestos al aire, los anuncios hechos por el Gobierno Nacional prometen llegar en el mediano plazo a todo el país con programación de calidad y gratuita. Todos los proyectos en carpeta están bajo la órbita del Sistema Nacional de Medios Públicos; por ahora, los privados deberán esperar a que se los autorice o a realizar convenios con la plataforma digital estatal.


Seguramente debido a la forma y el contexto en el que surge, la televisión digital tiene tres puntos fuertes en materia de democratización que difícilmente puedan darse hoy en otros medios de comunicación.

El primero tiene que ver con lo relativamente accesible que puede resultar en el futuro próximo gestionar una señal, ya que los equipos no son caros para los valores que maneja la televisión.

En segundo lugar, gracias a la nueva ley, las organizaciones sin fines de lucro como cooperativas, mutuales, asociaciones civiles y sindicatos, entre otras, podrán solicitar una señal para ocupar el tercio del mapa de medios que se les tiene reservado. Esto de por sí implica un cambio trascendente, muchos actores nuevos se sumarán con su voz y su palabra.

Y el último punto tiene que ver con la producción, ya que, independientemente de la cantidad de señales y a quién se le otorguen, se está generando una fuerte demanda de contenidos y realizadores, con origen local y social, por fuera de las grandes productoras porteñas. Por caso, el Gobierno prepara una serie de planes para formar, impulsar y fomentar la incorporación de las organizaciones sin fines de lucro a la televisión digital.


Estos tres puntos son un desafío en sí mismo porque en todos los casos se deberá demostrar que se está a la altura de las circunstancias con productos de buena calidad, competitivos y que exploren nuevos formatos.

La televisión digital aprobó su primer examen con la transmisión del reciente Mundial de Sudáfrica 2010. Con un set top box –conversor–, o con un sistema de cable que retransmitiera la señal, se pudo disfrutar de los partidos de fútbol en alta definición con excelente imagen y sonido.

La novedad comenzó a hacerse realidad hace poco menos de una año cuando la presidenta Cristina Fernández firmó el decreto de creación del Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre (SATVD-T), basado en la norma ISDB-T, de origen japonés. Se trata de una nueva forma de transmitir y recibir televisión que, gracias a su formato digital –hoy es analógica–, logra una definición muy superior.

Al igual que la TV actual, se transmite por ondas hertzianas, pero la gran diferencia que conlleva la digitalización es que en el mismo espacio de 6mhz que ocupa un canal, entrarán 5 o 6.

La denominación terrestre tiene que ver con que la señal puede ser captada mediante una simple antena ubicada en el televisor, como en los viejos tiempos. Se puede ver tanto en un aparato de última generación como en los antiguos receptores blanco y negro, aunque, claro, la definición no es la misma. Esto es posible gracias a un pequeño conversor que transforma la imagen digital en analógica.


La elección de la norma japonesa ISDB-T tiene sus fundamentos. En primer lugar, es la que mejor se adapta a la telefonía móvil, lo que permite ver en cualquiera de los celulares preparados para tal fin que se venden en los negocios de electrodomésticos. Esta norma posibilita además un alto grado de interactividad con el usuario a través de menúes y otras opciones a elegir en pantalla.

Sin embargo, esta historia no comienza ahora. Pablo Hernández, investigador y docente universitario, recuerda que «en los 90, Argentina eligió la norma norteamericana; fue el cuarto país del mundo en hacerlo.

En ese entonces había un tipo de alianza entre el Gobierno y las empresas, que evidentemente no es la actual, que tuvo mucho que ver con la constitución del famoso multimedio menemista (CEI) con intereses estadounidenses en el medio. La norma ATSC finalmente nunca se aplicó y fue derogada por este gobierno».


Brasil hizo punta con la norma japonesa, y allí se le hicieron algunas mejoras para adaptarla a las necesidades locales y regionales. Chile, Ecuador, Perú, Venezuela y Costa Rica son otros de los países que la adoptaron convirtiéndose así en la principal norma de la región.

Aunque algunas ausencias sorprenden: ¿Por qué no la adoptó Uruguay? Según Osvaldo Nemirovsci, coordinador general del Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre (SATVD-T), «Uruguay se apresuró en un momento en el que parecía indetenible la norma europea.

Se suponía que Argentina estaba en ese sendero, la Unión Europea presionaba mucho y Uruguay la tomó. Es una decisión que hoy está en revisión por el gobierno de Mujica, porque le impide un desarrollo regional con los demás países del sur así como la importación y exportación de contenidos».


En el aire

Hasta ahora, el único autorizado a transmitir es el sistema de Radio y Televisión Argentina (RTA), de alcance nacional, a través de las señales de Canal 7 y Encuentro en su versión digital, que ya están emitiendo. El Gobierno prepara además un paquete de señales que incluye, entre otros, un canal de la Secretaría de Cultura, una señal para chicos llamada Paka-Paka, una del Ministerio de Ciencia y Tecnología y un canal de cine dependiente del Incaa (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales).

La autorización a los radiodifusores privados llegará en el marco de la aplicación plena de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y la distribución de señales y frecuencias deberá estar acorde con lo dispuesto por la nueva norma. Podrán incorporarse entonces nuevos actores hasta ahora excluidos del sistema de radiodifusión que podrán solicitar su canal dentro del 33% del espectro radioeléctrico que la ley les tiene reservados.

Analía Eliades es docente e investigadora de la facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata y, luego de analizar detenidamente su texto, asegura que «la ley 26.522 contempla adecuadamente la digitalización de los medios con precisión y sin ambigüedades.

Su artículo 1º prevé el desarrollo de mecanismos destinados a la promoción, desconcentración y fomento de la competencia con fines de abaratamiento y democratización. Por su parte el Capítulo III realiza una previsión específica sobre la incorporación de nuevas tecnologías y servicios, otorgando la facultad para determinarla al Poder Ejecutivo Nacional conforme a las pautas que allí se especifican».


Según fuentes del Ministerio de Planificación, a fines de este mes estarán operativas las primeras cuatro torres de transmisión de Televisión Digital Terrestre (TDT) fabricadas en el país. Se instalarán en las localidades de La Plata, Baradero, Campana y Cañuelas. Por ahora, la TDT sólo se capta en Capital Federal y algunas localidades del conurbano gracias a un transmisor, donado por el gobierno de Japón, que se ubicó en el edificio del Ministerio de Desarrollo Social.

Si bien todavía los equipos son de origen norteamericano o japonés, muy pronto se sumarán los fabricados por las pymes cordobesas Ditel, Consulfem, LIE y Edinec, que se asociaron para realizar este desarrollo. Del mismo modo hay otras pymes argentinas participando en distintas instancias de la producción de equipos para TDT.

Se estima en más de 400 millones de dólares el monto que el Estado deberá desembolsar en los próximos meses para el plan que contempla, entre muchas otras cosas, el montaje de 47 plantas de operación que permitirán que la TDT llegue a unos ocho millones de hogares en el mediano plazo. El objetivo oficial es que alcance al 75% del país este año y a toda la Argentina en 2012.

Uno de los desafíos que debe enfrentar el Gobierno para cumplir con sus anuncios de llevar esta modalidad a toda la población es la renovación de los receptores de TV y lograr que esta nueva tecnología esté al alcance de todos los argentinos. Un camino que deberá recorrerse hasta 2019, año en el que está anunciado el apagón analógico, es decir, cuando sólo se transmita televisión en formato digital.

Un conversor digital cuesta alrededor de 650 pesos, un precio que no es accesible para todo el mundo. Para resolver aunque sea en parte este tema, el Ministerio de Planificación decidió otorgar conversores de manera gratuita a algunos de los sectores de menores recursos a través de un padrón confeccionado en base a los registros del plan de Asignación Universal por Hijo, los jubilados de ingresos mínimos y jóvenes desempleados. De esta manera, está previsto entregar al menos 1,2 millón de conversores para fin de año.

Pero no siempre predomina la idea de servicio público cuando se piensa en las ventajas de la digitalización. La migración tecnológica y el apagón puede ser un negocio fenomenal. Pablo Hernández cita el ejemplo de lo ocurrido en Estados Unidos a partir del cese de las transmisiones analógicas en 2009, porque «el negocio que pudo hacer la industria de los aparatos de TV y los conversores quedó chico al lado del valor que adquirió el espectro radioeléctrico.

Ya liberado de la pesada TV analógica, la banda de 700 MHz quedó para los usos de Internet, banda ancha móvil y telefonía celular. Estados Unidos acaba de subastar esta porción de su espectro en 20.000 millones de dólares».


El mismo Nemirovsci reconoce que «el espectro liberado se usará en función de las necesidades que el Estado tenga y el resto se licitará a la venta. El día que se libere el espectro de toda la banda de VHF –agrega el Coordinador del SATVD-T– se generará una suma de dinero importantísima que puede utilizarse para muchas cosas vinculadas con la comunicación. Es un recurso genuino muy útil para Internet, localizaciones e ideal para telefonía celular».

Lo que viene

La televisión digital todavía deberá responder muchísimas preguntas hasta lograr un formato más o menos estable. Una de sus principales características es la posibilidad de verse en soportes hasta ahora poco explorados, como los celulares, las notebooks, las pantallas portátiles para medios de transporte, etcétera.

¿Es lo mismo hacer televisión para alguien que se sienta dos horas en un sillón a ver una película o un programa de entretenimientos que para quien va a aprovechar los 15 minutos de espera en el médico o en la cola de un banco? ¿Cómo debe ser la duración, el ritmo o la cantidad de personajes de un programa pensado para ver en el trayecto Tigre-Retiro del tren?
Como parte de las políticas de estimulo para explorar estas y otras cuestiones, el Incaa y el Consejo Asesor de Televisión Digital Terrestre (CATDT) lanzaron un plan de producción de contenidos para la televisión digital pública y comunitaria con un presupuesto de 35 millones de pesos.

En los últimos años el Canal Encuentro demostró que es posible hacer televisión pública de calidad y que a la gente le guste. Ignacio Hernaiz es su director y está al frente de la nueva señal digital que, con el mismo nombre, ya está en el aire: «Todavía estamos en una etapa experimental y todo es novedad. Encuentro, por ejemplo, siempre fue una señal de cable y con la digitalización va a llegar gratuitamente a las 12.000 escuelas rurales a las que el Ministerio de Educación les va a hacer llegar el decodificador con su antena.

Quizás en cantidad de alumnos no luzca, pero desde el punto de vista de los derechos y de la equidad es un proceso de inclusión social y cultural muy importante. Encuentro, en su versión digital, se ve con una calidad superior y además incorpora una serie de cuestiones vinculadas con la convergencia tecnológica –dice con orgullo Hernaiz–.

En ese sentido, estamos trabajando en experiencias novedosas como la que se hizo con el programa Vivir juntos que contempla nuevas formas de interactividad gracias a la digitalización y la posibilidad de interactuar entre la pantalla, Internet y el espectador».


Programa universitario

Además de impulsar una mayor oferta de contenidos, hay una fuerte decisión de fomentar la investigación en informática y tecnología. El sistema utiliza un software abierto llamado Ginga que permite desarrollar aplicaciones para potenciar las ventajas de la TDT, sobre todo en lo que refiere a la interactividad.

En esta y otras áreas están trabajando distintas universidades del país organizadas en tres polos de creación de conocimiento: uno en software, y otros dos en producción de contenidos y telecomunicaciones. Si bien la idea es que todas se involucren y participen, las de San Martín (Unsam) y La Plata (Unlp) llevan de alguna manera la delantera, aunque las de Buenos Aires, Tres de Febrero, La Matanza, del Sur,y Tecnológica Nacional, entre otras, también participan del proceso.


Emmanuel Jaffrot es doctor en Electrónica y Comunicación y dirige el Centro de Investigación y Transferencia en Telecomunicaciones de la Unsam, que coordina el polo de investigación en telecomunicaciones. «Las universidades están participando activamente en este proyecto, sobre todo en las definiciones técnicas y de desarrollo.

La TDT posibilita la interactividad, que no es sólo ver y escuchar mejor, sino un cambio de paradigma más importante. Se trata de poder ejecutar en tu receptor aplicaciones informáticas que permiten transmitir cualquier tipo de datos, desde los que necesita el sistema para funcionar hasta los que se muestran en pantalla, como menúes vinculados con programas de educación, información y publicidad. Datos como los que brinda Internet con información sobre servicios sociales (Anses, Afip y otras) van a estar al alcance, porque no todos tienen Internet, pero televisión sí».


Por otro lado el Laboratorio de Investigación y Formación en Informática Avanzada (Lifia), de la Unlp, se propuso adaptar el Ginga proveniente de Brasil creando un software capaz de generar aplicaciones de interactividad que puedan acompañar documentales y otros contenidos.

La pata más técnica es la de las telecomunicaciones, coordinada desde la Unsam, que trabaja sobre la norma ISDB-T específicamente. En Argentina se le hicieron incorporaciones al igual que ya había hecho Brasil.

«Japón trabaja el video con 60 imágenes por segundo, porque tiene su luz en 60hz, Brasil lo mismo –continúa Jaffrot–. En Argentina tenemos la luz en 50hz, es decir que si uno graba a 60 imágenes por segundo va a tener 10 imágenes oscuras, casi imperceptibles. Nosotros hicimos que se pueda optar por 50 o por 60 imágenes por segundo y que el set top box lo entienda y lo traduzca de la forma correcta.


Esto permite respetar la decisión del radiodifusor o del realizador de trabajar en 50 o en 60. Cuando uno adopta una norma la tiene que hacer suya, para entenderla y mejorarla».

Debates pendientes

Una de las grandes incógnitas es hasta qué punto las señales digitales que lleguen por aire conspirarán contra los sistemas de cable. Una de las posibilidades es que la televisión paga absorba esta transformación e incorpore a su grilla las nuevas señales ofreciendo un menú completo. En este caso el usuario no necesitará el conversor ya que la adaptación será hecha directamente por el operador de cable.

La otra posibilidad es que los clientes menos fidelizados y los de menor poder adquisitivo abandonen el servicio, si la oferta de las nuevas señales es atractiva. Esto causaría un fuerte sacudón a los grandes grupos de medios, fundamentalmente a Clarín, que tienen en los sistemas de cable sus fuentes principales de ingreso. Tampoco está claro para los canales privados qué les tocará cuando se asignen las nuevas señales.

¿Se les respetará sólo una señal para transmitir su programación o se les asignarán los 6 MHz completos con los que hoy cuentan, pudiendo convertirlos en 6 canales diferentes? Ante la duda, reclaman un derecho adquirido sobre esta porción del espacio radioeléctrico, aunque desde el Gobierno rechazan esta posibilidad.


«Mi opinión –sostiene Nemirovsci, coordinador del SATVD-T– es que el derecho adquirido sobre un uso dado en explotación a terceros por el Estado es bastante dudoso. Esta ley está a la derecha de las leyes de Estados Unidos, Inglaterra y Francia. Allá no se puede tener un diario y un canal de TV, no se puede tener una audiencia potencial mayor al 25%, acá se les han dado muchísimas más posibilidades».

Pablo Hernández, por su parte, sostiene que «los radiodifusores siempre son los menos interesados en migrar hacia la digitalización, porque se los obliga a gastar plata en un mercado que se va a dividir entre más operadores ¿Qué pasó en Estados Unidos? Se reunió a los radiodifusores y se les dijo: esto sigue como está, inviertan que no entra nadie más al sistema.

El que tenía un canal siguió con un canal y se les garantizo la barrera de entrada del mercado». El caso argentino es diferente, ya que el Estado está asumiendo un rol activo en lo que tiene que ver con la distribución equitativa del mapa de medios entre privados, organizaciones sin fines de lucro y medios públicos. Así por lo menos quedó plasmado en la nueva ley y es de esperar que este modelo se repita con la distribución de las señales digitales.


De todas maneras, independientemente de lo que le toque a cada uno, los multimedios deberán
«sufrir» la apertura de entre 20 y 50 señales nuevas de televisión abierta, de buena calidad y gratuita. La competencia será mucho mayor y la torta del mercado publicitario, que en nuestro país no es muy grande, deberá compartirse.

La TDT está avanzando muy rápido y parece indetenible. Todo indica que, tal como se plantea desde el Gobierno, para fin de año habrá por lo menos cinco señales digitales. Ante este ritmo acelerado, y las importantes inversiones que hay en juego, cabe preguntarse si las decisiones que se están tomando son correctas o si hubo algo de apresuramiento.

«El mejor escenario hubiera sido construir una norma del Mercosur, totalmente endógena, con royalties nuestros y que fuéramos nosotros quienes vendiéramos celulares a los japoneses» Y finaliza Pablo Hernández: «Eso no existe. En el momento en el que Brasil optó por la norma japonesa, la mejor decisión para nosotros era hacer lo mismo. El conflicto en todo caso es con qué frecuencias de las existentes se van a quedar los operadores privados. Eso podría haberse incluido en la ley de Medios o en una ley de migración digital».


Entre certezas e interrogantes la televisión digital da sus primeros pasos en la Argentina. De acuerdo con cómo se implemente será un mero cambio tecnológico, que aporta nuevas calidades y formatos televisivos, o podrá, también, constituir una herramienta indispensable –a partir de los espacios que se abren para más señales– para incorporar más emisores de contenidos, es decir, para avanzar en la democratización de la comunicación.

Por Luis Pablo Giniger
Fuente: Revista Acción
Más información: www.acciondigital.com.ar

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