12 de agosto de 2010

ELIZABETH VERNACI. RADIO Y VUELTA A LA TV EN CANAL A

ELIZABETH VERNACI. RADIO Y VUELTA A LA TV EN CANAL (Á): `ADORO DECIR QUE ME BANCO SOLA´ A DÍAS DE SU VUELTA A LA TEVÉ CON UN CICLO DE ENTREVISTAS POR CANAL (Á), LA NEGRA ASEGURA QUE MIENTRAS DIGA LO QUE QUIERA NO LE IMPORTA QUIÉNES SON LOS DUEÑOS DE LA RADIO.

El bronceado siciliano, vestigio de su reciente viaje, y una flor en el cuello realzan la risa de Elizabeth Vernaci. “A vos te gusta el blanco”, afirmará más tarde la Negra contra la pared y arrinconada durante la sesión fotográfica del hotel boutique para turistas de nuestro Palermo.

Es la antesala de su vuelta a la tevé, ahora desde Canal (á) con Fuera de libreto, ciclo de reportajes a actores amigos que arranca este jueves a las 22. Pide permiso para una pitada. Después, explícitamente para ir al baño como sólo la diva de la Rock & Pop sabe hacerlo y tras la consecuente carcajada general informa: “Ahora estoy lista”.

— ¿Cuál será tu estilo, Actors Studio, Chiche o Majul?
—Lo primero que pensé fue en Jorge (Guinzburg). Es más, hasta la noche anterior de grabarlo, por los nervios soñé con él, que siempre me daba consejos. Junto con (Adolfo) Castelo, eran los tipos más interesantes en este rubro. El programa no apunta a lo periodístico sino a un juego. Ver qué cosas los hacía reír durante su carrera y cómo hicieron para salir adelante de situaciones angustiantes, como los castings.

—Salvo Pettinato, parece un género en extinción....
—No hay muchos que lo hagan bien. Jorge murió... bueno Rial también lo hace bien. Es que hoy no hay tanta gente para reportear. Bueno hay, pero no quieren.

—¿Como vos?
—Yo nooo... de qué voy a hablar si todo lo digo al aire. Para ir a un reportaje y que me pregunten con quién me encamé, no me interesa. Bueno, en este caso intenté hacer todo lo contrario, porque yo ya sabía con quién se habían encamado (risas).

Una buena anfitriona. Graciela Borges, Gastón Pauls y Diego Ramos conforman parte de la lista de sus invitados. Elizabeth aceptó las reglas del juego y se entregó a lo que mejor sabe hacer. “Una vez que estoy bien vestida y la producción me dice si se me ve o no una teta, arranco y me muevo, más que como periodista, como una simple anfitriona que quiere que el personaje se sienta cómodo y se divierta.”

Siempre sincera, la Negra asume los beneficios económicos de la tele pero descarta cualquier melancolía. “Yo no necesito estar en la tele, nunca la extrañé, ¿qué voy a extrañar, que te limen la cabeza porque te creen un objeto más de utilería? Esto es muy distinto, muy relajado y sin esperas espantosas.” La idea de la espera le recuerda su paso por Infómanas, el ciclo producido por Nicolás Repetto que compartió con Claudia Fontán. “¡Una hora y media por Montaner para que me cante las canciones que detesto! ¿Ves?, la tele te obliga a cosas que no querés. El cable, en cambio, te permite ser vos.

—¿Cómo fue volver?
—Es que no volví todavía, yo mandé una persona, esto que ves es una parte (risas).

—¿Viaje de placer o alguna asignatura pendiente?
—Placer. Me gusta Italia, mi hijo va a un colegio italiano, mis orígenes, viajé con una familia italiana y todo se vincula con la actualidad de lo que vivo. Fue muy divertido recorrer Sicilia, los volcanes, un poco de historia porque con un pendejo mucho no podés. Pero ninguna asignatura, vacaciones, nada más.

—¿Imaginás a tu hijo Vicente (7) creciendo en otro país?
—Sí, quizás a los 20. Quiero que tenga muchas opciones para elegir, con chances, la mitad del camino la tiene hecha.

—¿Cómo llevás su educación?
—Uff, el trabajo con tu hijo no tiene fin, una vez que te acostumbrás a algo el h... te lo modifica. El flaco pega un salto intelectual en su cabecita y decís: ¿qué pasó acá? Por suerte el padre y yo estamos muy presentes. Igual no deja de sorprenderte.

—¿Por ejemplo?
—Hace dos días, en un vuelo de Aerolíneas, me dijo: “Sabés que siento que vos y yo tenemos una relación. ¿Qué es una relación, mamá?”. ¡Cómo me vas a preguntar eso a las 11 de la noche, cuando tenemos que levantarnos a las tres para tomar un vuelo! Se levanta y se acuesta hablando, yo intento enseñarle que el pensamiento puede ser para adentro.

—¿O sea que en casa también hablás mucho?
—Hablo por trabajo, no todo el día. Es más, en radio a veces no escucho. El tiene una necesidad constante de comunicarse, capaz que no lo escucho. ¿Vos decís? Bueno.

Berlusconi y cachivaches. Para Elizabeth, Italia se asustó bastante con la crisis, pero como argentina experta diagnostica: “Al lado nuestro, es una pelotudez. Igual, a ellos les toca Berlusconi, que es un Menem tremendo. Hay mucho de intolerancia y racismo. Un país donde está el Vaticano y se esconde la indigencia de los turistas. En todos lados pasan cosas de mierda”.

—¿Cómo te llevás con Cristina?
—¡Ay, no sabés, la pasamos de bien en casa el otro día! Me parece (más seria) que tiene mucha fortaleza y me gusta cómo habla, aunque muchas veces no le creo. Es que toda esta pelea a favor y en contra del Gobierno me parece un gran cachivache. Ella es una mina militante que piensa que todavía estamos en los setenta y esto es 2010. Igual, mejor que Menem es cualquiera.

—El jueves un oyente te criticaba por tu buen vivir.
—Es cierto, antes éramos “los rockeros” y si grababas una guía con un tema de Julio Iglesias te tildaban de grasa, cuando en realidad mi trabajo es el de locutora. Mirá, la verdad es que esto no me pasa a mí solamente. No tengo que rendir cuentas. Primero porque no se lo afané a nadie, segundo porque me rompo el culo para hacerlo y porque no me lo da ningún macho. Y adoro decirlo porque odio a las minas que viven de los tipos. No soy ostentosa, sólo cuento situaciones que a mí y a muchos les pasan. No trabajo para el ABC 1 aunque en la radio lo que sirve es el ABC1. Mi lenguaje es callejero y popular, con la suerte de tener talento y que me vaya bien, no puedo pedir disculpas por eso.

—¿Con Mario (Pergolini) planean algo juntos?
—Sí, nos vamos a casar... no así como surgió lo de Canal (á), yo nunca trabajé con Mario y quiero seguir aprendiendo de la radio. Me gusta esta idea de participar en su programa donde no soy la capanga, como a la tarde, y tengo que acomodarme a otro formato.

—Qué relación tenés con los dueños de la radio?
—Ni sé quiénes son. Mientras no toquen mi discurso, que es: decir lo que se me cante, cuando se me cante y de quien quiera, nunca voy a averiguar por los dueños. ¡Sí, hubo otros que se suponía eran narcotraficantes! (risas). Acá no hay ningún santito y los que hicieron guita tienen un muerto en el placar. Laburar para uno u otro es lo mismo.

—¿Te importa enamorarte?
—Y, enamorarse es el mejor estado existente del planeta, lo máximo que te puede pasar. El día que deje de hacerlo es porque me morí, el deseo es una de las partes fundamentales que te movilizan.

—Antes de la nota, de sólo nombrarte generabas dos reacciones: “Es una genia” y “Uy, la Negra”...
—Sí, pero ese uy, ese miedo, es porque laburo con todos machos y me tengo que hacer la más capanga para que no me rompan los h..., ésa es la verdad. Te estigmatizan por la puteada pero soy una mujer, me gusta hablar de c... porque me gusta hacerlo y porque hablo de lo que sé (risas).

—Con esos argumentos ¿Quién se anima?
—Y sí, es difícil pero me encaran igual y está todo bien.

LA BODA Y EL PATO
Madraza asumida, Vernaci se reconoce “no facha pero sí conservadora”. Y lo explica: “La única manera de que Vicente se pueda rebelar será primero conociendo los límites. ¡Si no, de qué carajo se va a rebelar! A mí me contestás bien y no me hacés caprichos. Malos momentos tenemos todos, mi amor”. Para la Negra, es bueno que su hijo reconozca situaciones distintas y que cuente con el afecto de sus padres y una buena educación. “Debe saber que la vida es difícil, con pibes en la calle, o a veces teniendo que cerrar los vidrios del auto, en un presente inseguro. Yo tuve la suerte de criarme en la calle, espero que él tenga una vida lo más normal posible.

—Hablaron de la ley de matrimonio igualitario?
—Humberto (Tortonese) me mandó un mensajito: “Ahora, Negra, nos podemos casar porque vos sos un puto mas”. Ahí Vicente, que sabía de la pareja de Humberto, me preguntó si le gustaban los varones. Le dije que sí, que era gay. ¿Entonces, yo soy gay, mamá, porque a mí me gusta el pato Abbondanzieri? ¡No, nene, una cosa es que tengas admiración por alguien y otra que te enamores de un señor! La verdad es que para él es totalmente normal porque tengo y seguiré teniendo muchos amigos gays.

Por: Adrián De Paulo
Fuente: Diario Perfil
Mas información: www.perfil.com.ar

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