17 de septiembre de 2010

LAPICES DE NOCHE

Muchos de nosotros sabemos de qué se trata esta fecha, qué sucedió durante la Noche de los Lápices, un 16 de septiembre de 1976. Quizás algunos menos de nosotros sepamos lo que eso significó para nuestra historia.

La desaparición forzada de los jóvenes que militaban en la Unión de Estudiante Secundarios es un símbolo. Se trataba de un grupo de 10 pibes y pibas que estudiaban en escuelas públicas, y que se organizaban por la reivindicación de sus derechos, como lo están haciendo hoy tantos jóvenes en las escuelas de Capital y en las universidades.

Había entre estos estudiantes personajes como Claudia Falcone, que dirigía la lucha por el boleto estudiantil cuando vivía a dos cuadras de la escuela. Es decir, estaba movilizada por la solidaridad.

Estaba también Horacio Húngaro, un chico de 16 años que en sus últimos segundos de lucidez antes de ser secuestrado, agarró sus libros del Che Guevara y los tiró por la ventana hacia el patio de la casa, bien lejos, para que los milicos no se los llevaran.

En este punto nos queremos detener en el Día del Autor. Porque entendemos la importancia de los libros, de la comunicación, de la libertad de expresión. Nos sentimos conmovidos por esa marca que dejaron los chicos injustamente torturados y asesinados por el Terrorismo de Estado. Pero no nos queremos quedar en el lamento, ni mucho menos en la idealización.

Nos detenemos, como futuros comunicadores, ante la memoria; y como Centro de Estudiantes, ante la historia. Y les hablamos a ustedes, nuestros compañeros, sobre aquéllos que fueron perseguidos por querer construir una sociedad más justa.

Eran jóvenes comprometidos con la realidad, a tal punto de salvar un libro antes que la vida propia. ¿De qué se trata la memoria, si no de reconocer el por qué de las cosas, y aprender de lo sucedido?

Hay mucho para decir sobre la dictadura militar, los 30000 desaparecidos y sus historias, y el plan económico neoliberal que se escondió detrás de todo eso; la verdad es que deberíamos dedicarles jornadas completas de reflexión y homenaje a estos temas.

Las banderas que levantaba la generación a la que hicieron callar para siempre, son las que hoy tenemos que volver a levantar nosotros, los protagonistas de nuestro tiempo. Porque eso de que la juventud es el futuro bien sabemos que es pura distracción… somos el presente.

Hoy, en el Iser, somos el presente. A nosotros nos toca mejorar este lugar, dejar nuestra huella, comprometernos un poco más para que los que vienen tengan cada vez más herramientas.

Nosotros vamos a escribir los libros para la televisión, para la radio, para la comunicación del futuro. Pero antes tenemos que saber qué sociedad queremos construir, también hoy, acá, desde el ISER.

Centro de Estudiantes del Iser

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