4 de septiembre de 2010

LA HORA DE LOS FALSOS DOCUMENTALES

TELEVISIÓN. SE ESTRENÓ `MODERN FAMILY`. LA HORA DE LOS FALSOS DOCUMENTALES. SU ESTRENO POR EL CANAL FOX AFIRMA UNA TENDENCIA QUE ESTÁ A MITAD DE CAMINO ENTRE LA REALIDAD Y LA FICCIÓN.

Los protagonistas miran a la cámara, cuentan qué sienten, cómo se ven y qué piensan de los otros. Después interactúan entre ellos y la cámara los espía desde lejos. Cualquier momento les parece bueno para interpelar al espectador. Con el reciente estreno de la serie Modern Family (martes a las 22 por Fox), último avatar de la tendencia fortalecida por The Office , el mockumentary o "falso documental" demuestra que también la comedia puede explotar los códigos de la no ficción. Y, además, que los nuevos lenguajes producen cambios que enriquecen las formas tradicionales.

Modern Family podría ser un reality sobre la familia contemporánea a partir de tres estudios. En uno, la familia tipo, con tres hijos; en otro, el matrimonio gay que adopta a una niña oriental, y, por último, el retrato del patriarca, en pareja con una explosiva colombiana mucho más joven y madre de un preadolescente. La serie muestra sus vidas, sus modos de acoplarse a las diferencias de los demás.

Se trata de la mayor apuesta de la cadena ABC, que en su primera temporada logró conquistar a la audiencia nocturna de Estados Unidos. Su estreno en las pantallas argentinas representa una gran oportunidad para ver uno de los mejores exponentes de la comedia en su versión 2.0.


Cierto cine y, en especial, el boom de YouTube contribuyeron a afianzar un subgénero que cruzó el falso documental con las convenciones clásicas del terror cinematográfico. El proyecto Blair Witch , Actividad paranormal y la más reciente -y poco recomendable- The Fourth Kind son las más representativas de esa ola. Por su parte, la televisión apostó por la comedia para explorar las posibilidades de este formato.

En tiempos de reality show , el mockumentary se apoya en la parodia y resulta especialmente útil para rejuvenecer el lenguaje televisivo. Modern Family , The Office (en sus versiones inglesa y estadounidense) y Arrested Development se encuentran entre las más logradas y sugestivas.


En 1984, el entonces novato Rob Reiner acuñó el término mockumentary al referirse a su This Is Spinal Tap , film donde mostraba lo que se suponía eran los últimos latidos de una banda de heavy metal . Sin embargo, Reiner no fue el primero.

Ya en 1957, el programa británico Panorama jugó con estos mismos elementos y, en un Día de los Inocentes, presentó "La cosecha de fideos". Aquel mockumentary primigenio mostraba que de los árboles crecía pasta que era cosechada por mujeres. La voz en off se encargaba de aportar la convención más respetada del tipo de documentales que se producían por entonces.


En el documental, y más aún en el mockumentary , la presencia de la cámara en mano y el testimonio directo de los personajes permiten un acercamiento al espectador; de algún modo se lo introduce en la historia y, así, se rompe el muro narrativo de las obras de ficción. Aún no se han hecho explícitas las razones de esa invasión consentida, pero ahí están estas comedias, con sus vidas abiertas a la mirada indiscreta.

Los testimonios en cámara ponen en evidencia a los personajes y explotan la hipocresía y el doble discurso de quienes se muestran autoindulgentes. Phil, esposo de Claire en Modern Family , resulta el ejemplo más claro. En una supuesta entrevista, se describe como alguien moderno, que pese a sus cuarenta y tantos sigue en sintonía con los hitos juveniles. Pero en la "realidad", muestra sus flaquezas. Queda expuesto, y es allí donde se potencia la comicidad de la situación.


Versión trash de la comedia Arrested Development (de lunes a viernes, a las 6 y a las 11, por I-Sat), Modern Family , que conocemos ahora en el cable local, usó los mismos recursos que aquel documental en sus tres temporadas de existencia. Arrested Development sigue la vida de los Bluth, con Michael (Jason Bateman) como el hijo centrado que quiere hacer las cosas bien y nunca logra conformar a su desagradecida familia.

Aquí no se rompe ese muro invisible entre actores y espectadores. Los personajes no hablan a cámara, pero el falso documental se hace presente a través de la voz en off narrativa y la edición, que recurre a imágenes de archivo (registros de cámaras de seguridad, fotos familiares, material periodístico), que funcionan como flashbacks .

La acción, al igual que en otras series, se muestra desde una cámara que acentúa su calidad de intrusa y es, de todas las estadounidenses, la más cercana al patetismo tan propio de la inglesa The Office . Su mejor momento será en 2012, cuando llegue al cine.

Pero, sin pensar en The Office, no se puede hablar de mockumentary . La creación de Ricky Gervais comenzó en Inglaterra en 2001. Con dos temporadas de seis capítulos y un especial de Navidad, fue pionera en esta nueva forma de comedia. Con crudeza, Gervais, autor, director y protagonista, exhibe las pequeñas miserias de la vida de oficina.

Hay un jefe, David Brent (Gervais), que no es nada divertido, pero que se cree muy chistoso. También desfilan el obsecuente, el piola y la recepcionista: toda la fauna oficinesca. La versión estadounidense va por su quinta temporada y le dio la oportunidad a Steve Carell de ponerse en la piel de Michael Scott, el capitán de esa oficina decadente llamada Dunder Mifflin.


En la versión yanqui de The Office , Jim se saca el micrófono para hablar con Pam, su compañera, de quien está enamorado. Sólo queda entonces la imagen en silencio. El gesto le pone un límite al espectador.

¿Cuál es la realidad? Cuando la realidad irrumpe en el mockumentary , ¿se convierte en falsa farsa? Hay más. En la versión inglesa, David Brent, el jefe, es despedido, pero antes de irse debe encontrar a su relevo. En una de las entrevistas, alguien le pregunta: "¿No es ésta la empresa que participa del reality en la tele?". La respuesta puede dar lugar a varias interpretaciones.


Pero estas series no son ejercicios de estilo. Cada una de ellas ilumina, con guiones muy cuidados, los cimientos sociales que dan vuelo a los personajes y sus historias.

Y ante esta tendencia, que gana adeptos incluso en la Argentina (con experiencias originales como Balnearios , de Mariano Llinás, e incluso Todos contra Juan ), surge una pregunta: ¿qué es lo que vuelve tan atractivo el mockumentary? Quizá la puesta en evidencia de la -supuesta- irrupción de la vida privada de los personajes, un gesto coherente en tiempos de Facebook y Twitter, donde los bordes entre intimidad y vida pública se difuminan hasta, quién sabe, desaparecer.


Por Natalia Gelós
Fuente: Revista ADN
Mñas información: www.adncultura.com

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